Una cultura organizacional saludable frente a la pandemia

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"Los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos".

"Los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos".

"Los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos".

"Los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos".

"Los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos".

Por Claudia Marfin

Por Claudia Marfin

Por Claudia Marfin

Por Claudia Marfin

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Columna de opinión publicada originalmente en El Mercurio
24 de agosto de 2020

Columna de opinión publicada originalmente en El Mercurio
24 de agosto de 2020

La cultura de una organización es clave en su rendimiento, desarrollo y sostenibilidad futura, por lo que muchos líderes invierten grandes cantidades de recursos y esfuerzos en permear a su gente de una visión y valores comunes, que se traducen en una forma particular de operar y hacer las cosas. El contexto actual de crisis económica, social y sanitaria, sumado a que muchas compañías llevan meses operando completamente o en parte de manera remota, hacen que sea necesario cuestionarse cómo esta situación está afectando o podría afectar la cultura organizacional y evaluar si esta se ha ido deteriorando o robusteciendo. Las decisiones que hemos tomado y los mensajes que hemos enviado -o no- han influido directamente en ello, y es necesario saber de qué manera lo han hecho para potenciar o mitigar los efectos.
 
Al mismo tiempo, es importante cuestionarnos si nuestra cultura cuenta con todos los elementos que las organizaciones necesitan hoy. Muchos CEOs y directores nos han dicho que el propósito ha sido una importante guía en la navegación de esta crisis, sobre todo frente a la toma de decisiones difíciles en momentos de poca claridad de cara al futuro, mientras que los atributos más importantes han sido la resiliencia y la capacidad de adaptarse constantemente a los cambios de manera ágil abriendo la mente, rompiendo paradigmas, experimentando, aprendiendo, innovando y pivoteando cuantas veces sea necesario.
 
Para mantener nuestra cultura saludable frente a la pandemia es muy importante plantearnos qué parte de ella nos hace sentido mantener y reforzar frente al nuevo contexto, qué cosas no aplican más y qué nuevas capacidades debe desarrollar la organización. Por ejemplo, reforzar la autonomía mediante el trabajo remoto, aumentar la comunicación e inclusión vía teleconferencias o promover con mayor fuerza la innovación permitiendo el error y destinando más tiempo y recursos para ella. Además, los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos, siendo también clave trabajar la resiliencia y adaptabilidad de las personas mediante capacitación y el aprendizaje. Hoy las organizaciones y su cultura se están transformando, por lo que es importante ser capaces de transmitir con claridad todos esos cambios y cómo los abordaremos para que todos se sientan parte de este proceso y contribuyan a la construcción conjunta del futuro.

La cultura de una organización es clave en su rendimiento, desarrollo y sostenibilidad futura, por lo que muchos líderes invierten grandes cantidades de recursos y esfuerzos en permear a su gente de una visión y valores comunes, que se traducen en una forma particular de operar y hacer las cosas. El contexto actual de crisis económica, social y sanitaria, sumado a que muchas compañías llevan meses operando completamente o en parte de manera remota, hacen que sea necesario cuestionarse cómo esta situación está afectando o podría afectar la cultura organizacional y evaluar si esta se ha ido deteriorando o robusteciendo. Las decisiones que hemos tomado y los mensajes que hemos enviado -o no- han influido directamente en ello, y es necesario saber de qué manera lo han hecho para potenciar o mitigar los efectos.
 
Al mismo tiempo, es importante cuestionarnos si nuestra cultura cuenta con todos los elementos que las organizaciones necesitan hoy. Muchos CEOs y directores nos han dicho que el propósito ha sido una importante guía en la navegación de esta crisis, sobre todo frente a la toma de decisiones difíciles en momentos de poca claridad de cara al futuro, mientras que los atributos más importantes han sido la resiliencia y la capacidad de adaptarse constantemente a los cambios de manera ágil abriendo la mente, rompiendo paradigmas, experimentando, aprendiendo, innovando y pivoteando cuantas veces sea necesario.
 
Para mantener nuestra cultura saludable frente a la pandemia es muy importante plantearnos qué parte de ella nos hace sentido mantener y reforzar frente al nuevo contexto, qué cosas no aplican más y qué nuevas capacidades debe desarrollar la organización. Por ejemplo, reforzar la autonomía mediante el trabajo remoto, aumentar la comunicación e inclusión vía teleconferencias o promover con mayor fuerza la innovación permitiendo el error y destinando más tiempo y recursos para ella. Además, los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos, siendo también clave trabajar la resiliencia y adaptabilidad de las personas mediante capacitación y el aprendizaje. Hoy las organizaciones y su cultura se están transformando, por lo que es importante ser capaces de transmitir con claridad todos esos cambios y cómo los abordaremos para que todos se sientan parte de este proceso y contribuyan a la construcción conjunta del futuro.

La cultura de una organización es clave en su rendimiento, desarrollo y sostenibilidad futura, por lo que muchos líderes invierten grandes cantidades de recursos y esfuerzos en permear a su gente de una visión y valores comunes, que se traducen en una forma particular de operar y hacer las cosas. El contexto actual de crisis económica, social y sanitaria, sumado a que muchas compañías llevan meses operando completamente o en parte de manera remota, hacen que sea necesario cuestionarse cómo esta situación está afectando o podría afectar la cultura organizacional y evaluar si esta se ha ido deteriorando o robusteciendo. Las decisiones que hemos tomado y los mensajes que hemos enviado -o no- han influido directamente en ello, y es necesario saber de qué manera lo han hecho para potenciar o mitigar los efectos.
 
Al mismo tiempo, es importante cuestionarnos si nuestra cultura cuenta con todos los elementos que las organizaciones necesitan hoy. Muchos CEOs y directores nos han dicho que el propósito ha sido una importante guía en la navegación de esta crisis, sobre todo frente a la toma de decisiones difíciles en momentos de poca claridad de cara al futuro, mientras que los atributos más importantes han sido la resiliencia y la capacidad de adaptarse constantemente a los cambios de manera ágil abriendo la mente, rompiendo paradigmas, experimentando, aprendiendo, innovando y pivoteando cuantas veces sea necesario.
 
Para mantener nuestra cultura saludable frente a la pandemia es muy importante plantearnos qué parte de ella nos hace sentido mantener y reforzar frente al nuevo contexto, qué cosas no aplican más y qué nuevas capacidades debe desarrollar la organización. Por ejemplo, reforzar la autonomía mediante el trabajo remoto, aumentar la comunicación e inclusión vía teleconferencias o promover con mayor fuerza la innovación permitiendo el error y destinando más tiempo y recursos para ella. Además, los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos, siendo también clave trabajar la resiliencia y adaptabilidad de las personas mediante capacitación y el aprendizaje. Hoy las organizaciones y su cultura se están transformando, por lo que es importante ser capaces de transmitir con claridad todos esos cambios y cómo los abordaremos para que todos se sientan parte de este proceso y contribuyan a la construcción conjunta del futuro.

La cultura de una organización es clave en su rendimiento, desarrollo y sostenibilidad futura, por lo que muchos líderes invierten grandes cantidades de recursos y esfuerzos en permear a su gente de una visión y valores comunes, que se traducen en una forma particular de operar y hacer las cosas. El contexto actual de crisis económica, social y sanitaria, sumado a que muchas compañías llevan meses operando completamente o en parte de manera remota, hacen que sea necesario cuestionarse cómo esta situación está afectando o podría afectar la cultura organizacional y evaluar si esta se ha ido deteriorando o robusteciendo. Las decisiones que hemos tomado y los mensajes que hemos enviado -o no- han influido directamente en ello, y es necesario saber de qué manera lo han hecho para potenciar o mitigar los efectos.
 
Al mismo tiempo, es importante cuestionarnos si nuestra cultura cuenta con todos los elementos que las organizaciones necesitan hoy. Muchos CEOs y directores nos han dicho que el propósito ha sido una importante guía en la navegación de esta crisis, sobre todo frente a la toma de decisiones difíciles en momentos de poca claridad de cara al futuro, mientras que los atributos más importantes han sido la resiliencia y la capacidad de adaptarse constantemente a los cambios de manera ágil abriendo la mente, rompiendo paradigmas, experimentando, aprendiendo, innovando y pivoteando cuantas veces sea necesario.
 
Para mantener nuestra cultura saludable frente a la pandemia es muy importante plantearnos qué parte de ella nos hace sentido mantener y reforzar frente al nuevo contexto, qué cosas no aplican más y qué nuevas capacidades debe desarrollar la organización. Por ejemplo, reforzar la autonomía mediante el trabajo remoto, aumentar la comunicación e inclusión vía teleconferencias o promover con mayor fuerza la innovación permitiendo el error y destinando más tiempo y recursos para ella. Además, los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos, siendo también clave trabajar la resiliencia y adaptabilidad de las personas mediante capacitación y el aprendizaje. Hoy las organizaciones y su cultura se están transformando, por lo que es importante ser capaces de transmitir con claridad todos esos cambios y cómo los abordaremos para que todos se sientan parte de este proceso y contribuyan a la construcción conjunta del futuro.

La cultura de una organización es clave en su rendimiento, desarrollo y sostenibilidad futura, por lo que muchos líderes invierten grandes cantidades de recursos y esfuerzos en permear a su gente de una visión y valores comunes, que se traducen en una forma particular de operar y hacer las cosas. El contexto actual de crisis económica, social y sanitaria, sumado a que muchas compañías llevan meses operando completamente o en parte de manera remota, hacen que sea necesario cuestionarse cómo esta situación está afectando o podría afectar la cultura organizacional y evaluar si esta se ha ido deteriorando o robusteciendo. Las decisiones que hemos tomado y los mensajes que hemos enviado -o no- han influido directamente en ello, y es necesario saber de qué manera lo han hecho para potenciar o mitigar los efectos.
 
Al mismo tiempo, es importante cuestionarnos si nuestra cultura cuenta con todos los elementos que las organizaciones necesitan hoy. Muchos CEOs y directores nos han dicho que el propósito ha sido una importante guía en la navegación de esta crisis, sobre todo frente a la toma de decisiones difíciles en momentos de poca claridad de cara al futuro, mientras que los atributos más importantes han sido la resiliencia y la capacidad de adaptarse constantemente a los cambios de manera ágil abriendo la mente, rompiendo paradigmas, experimentando, aprendiendo, innovando y pivoteando cuantas veces sea necesario.
 
Para mantener nuestra cultura saludable frente a la pandemia es muy importante plantearnos qué parte de ella nos hace sentido mantener y reforzar frente al nuevo contexto, qué cosas no aplican más y qué nuevas capacidades debe desarrollar la organización. Por ejemplo, reforzar la autonomía mediante el trabajo remoto, aumentar la comunicación e inclusión vía teleconferencias o promover con mayor fuerza la innovación permitiendo el error y destinando más tiempo y recursos para ella. Además, los líderes siempre deben considerar cómo sus decisiones influirán en la cultura y estar conscientes de lo que comunican y cómo lo hacen. Es indispensable que tengan claro que son role models de la cultura que desean promover y desarrollar, pues eso genera motivación y alineamiento en los equipos, siendo también clave trabajar la resiliencia y adaptabilidad de las personas mediante capacitación y el aprendizaje. Hoy las organizaciones y su cultura se están transformando, por lo que es importante ser capaces de transmitir con claridad todos esos cambios y cómo los abordaremos para que todos se sientan parte de este proceso y contribuyan a la construcción conjunta del futuro.

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Autor_Claudia.Marfin_blancoynegro

Claudia Marfin
Socia Virtus Partners

Claudia Marfin
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Psicóloga - Universidad Nacional de Rosario, Argentina
Magíster en Psicología de las Organizaciones - Universidad Adolfo Ibáñez, Chile
Coach - International Coach Federation
Coach Adjunto - IMD Business School

Psicóloga - Universidad Nacional de Rosario, Argentina
Magíster en Psicología de las Organizaciones - Universidad Adolfo Ibáñez, Chile
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